
El 11 de abril de 2025, agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) arrestaron a Kelvin Emanuel Granados-Sorto, un hondureño de 30 años.
Granados fue liberado anticipadamente por el sistema penitenciario del estado de Maryland.
El motivo no era menor: a Granados lo condenaron por un delito sexual de tercer grado.
Su paso por Estados Unidos no solo fue irregular, sino que lo marcó una condena que terminó en la cárcel y, ahora, en una inminente deportación.
ICE lo deja claro: “Este arresto envía un mensaje contundente”, afirmó Nikita Baker, directora interina de la Oficina de Campo de Operaciones de Detención y Deportación del ICE en Baltimore.
Una historia opaca y un ingreso desconocido
La vida de Granados en Estados Unidos estuvo, desde el inicio, fuera de los márgenes legales.
Las autoridades no tienen registro de la fecha ni el lugar exacto de su ingreso al país. Lo que sí saben es que lo hizo sin inspección, sin admisión formal y sin pasar por los controles migratorios.